Te escribo desde un lunes de sol con un azul intenso, ligeramente frío, de cielo claro y limpio por el viento del Norte. Entre los bloques de ladrillo de ocho plantas, una plaza, en realidad el tejado de un parking, rodeada de algunos chopos. Un simple adorno, como plantas de interior que intentaran suavizar la recepción de una oficina. Es la vista que tengo desde mi ventana, detrás de la pantalla del ordenador. Desde aquí te envío mi cariño y mis deseos de un buen día y una mejor semana. No hay un solo niño jugando en la plaza de cemento, es hora de escuela.
Un beso.