Hoy hace 50 años que un chaval de trece, orgulloso con su flamante y nuevo carnet de socio, acudía por primera vez al estadio del Manzanares a ver el primer partido que su Atleti jugaba en la nueva cancha, que ni siquiera estaba terminada de construir. Desde los tres años su padre le había estado llevando al Metropolitano, el campo que quedaba atrás convertido en viviendas de lujo y complejos de oficinas. En agosto, mientras pasaba sus vacaciones, como todos los años, en Benicarló, su padre, que ese año no estaba con ellos por razones de trabajo, le había escrito pidiéndole unas fotos de carnet porque «cómo en este campo todas las localidades son de asiento tienes que hacerte socio oficialmente para poder asistir». Lo recordó viendo desplegada la pancarta que algunos seguidores habían llevado ese día inaugural. «…mientras ellos van de pie, nosotros todos sentados». Era el primer campo de fútbol europeo con esa característica y «ellos» se refería a los madridistas, claro. Les tocó la penúltima fila del segundo anfiteatro del fondo Sur, el Polo directamente aquella fría mañana de octubre. No existía la tribuna y los huecos laterales daban la impresión de lo que era, un estadio sin terminar. Pero éramos felices, nos sentíamos como estrenando casa y, sobre todo, estábamos juntos…, y muy cerca de nuestra propia vivienda, en Carabanchel. He visto algún vídeo en el que se pregunta a algunos seguidores colchoneros por sus recuerdos del estadio. Por supuesto tengo muchos, buenos y no tan buenos, al fin y al cabo somos del Atleti. Pero recuerdo muy especialmente el día que llevamos a mi hijo por primera vez al, ya entonces, estadio Vicente Calderón. Era muy pequeño, más o menos como yo cuando empecé a ir al fútbol, y estaba más por jugar entre las filas de asientos y corretear por allí, no había mucha gente, era un domingo por la mañana y jugaba el filial, que por mirar lo que hacían los jugadores. Recuerdo a mi padre con cara de preocupación diciendo: «No sé yo si a este niño le va a gustar el fútbol». El «niño» tiene hoy cuarenta años y es socio del Atleti desde hace mucho tiempo. De hecho, es él quien me lleva a mí al fútbol de vez en cuando. Y ya sé que puede parecer una frivolidad, o una estupidez, pero os aseguro que estoy deseando que llegue el día, supongo que ya no muy lejano, tiene cuatro años, en que los dos llevemos a mi nieto al estadio por primera vez, aunque me imagino que será ya a «La Peineta» porque esta cancha que hoy cumple cincuenta años, está viviendo sus últimos días de fútbol. Habrá que pedirle a mi tocayo Sabina que escriba una nueva canción para las futuras generaciones. Mi nieto incluido, por supuesto.
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