¡¡A tomar por culo!!

Como dice el maestro en otra hermosa canción, «No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás ocurrió.» No sé por qué en esta noche templada y suave de sábado siento nostalgia de los sombreros de ala ancha, los ponchos multicolores, el revólver al cinto, la canana cruzada en el pecho, la voz rota por el tequila y la libertad en forma de mujer con un escote imposible, los pechos sueltos y los redondos y suaves hombros libres al fresco de la noche, al calor y la humedad de los besos, mientras contonea sus espléndidas caderas bailando un corrido o un jarabe tapatío frente al fuego del campamento.

Nostalgia de no saber qué pasará mañana pero de vivir con la conciencia de que cada día puede ser el último. Quizá me equivoqué de época y de lugar cuando decidí venir al mundo. En este puto tiempo ni la vida es vida, ni la muerte es muerte ni el amor es amor. Todo son sucedáneos. Quizá solo nos queden las quejas en el viento de los que fueron alguien y el recuerdo de la sacerdotisa oscura que decidió volver de su propia muerte y vivir un tiempo que no le correspondía solo para que aquellos sentimientos llegaran hasta nosotros. Hasta mañana, en que seguiremos subsistiendo en este pozo de miseria moral haciendo de tripas corazón mientras pretendemos el inútil consuelo de que somos personas civilizadas. Nos moriremos como una civilizada y educada mierda, pero el hedor será el mismo.

» … Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores… Tómate esta botella conmigo, y en el último trago nos vamos…»

José Alfredo Jiménez dixit.

Y síííííííí, siento nostalgia de la vida real, por sobre todo. Me pesan las cadenas invisibles, el esto sí esto no, los convencionalismos, los tópicos, los prejuicios y toda la montaña de normas escritas y no escritas que nos ahogan la vida y nos hunden con su peso sin dejarnos respirar. Me jode confundir sano con light y hablar de buen tiempo y de mal tiempo como si no fueran la misma cosa. Me mata no acabar de asimilar que de esta vida no vamos a salir vivos, me incomoda pelear guerras de otros, tener que evitar las tentaciones…, ¡pero coño, no soy un santo ni lo he pretendido jamás! Me desconcierta no saber lo que quiero, pero tragar con lo que no. Me rebelo ante el «esto no puede ser«, «este es el único camino» y me importa un carajo no tener alternativas, ¿por qué tengo que tenerlas yo? Yo tengo la mía imposible: Yo quisiera ser como el Tenorio, ahora que nos acercamos al Día de Difuntos, quisiera subir a los palacios y bajar a las cabañas y no respetar ni lugares sagrados ni fantasmas ni aparecidos que me digan lo que tengo que hacer, quisiera mi propia Inés imposible mientras me follo a Doña Ana de Pantoja el día antes de su boda y quisiera recordarlas a todas porque a todas habría amado. Y quisiera en mi balance final los nombres de tantos muertos que llenen un cuaderno entero, y que todos ellos lo hayan merecido, no por seguir mi estela, sino porque en este mundo hay mucho hijo de puta que lo merece. Y no quisiera un monumento por ello, ni procesiones a mi casa, quisiera solo un pequeño terrenito frente a la playa de Sanlúcar donde me niegue a recibir a todos aquellos que me visiten para pedirme la fórmula de la felicidad. Porque no sería feliz, porque nadie inteligente lo es, porque viviría solo, quizás con mi fiel Ciutti, porque un día en que me encontrara un poco más lúcido y menos cobarde diría adiós sin aspavientos, quizás con solo un par de llamadas previas, cansado y razonablemente satisfecho. Pero es obvio que me equivoqué de siglo y de país.

6 comentarios sobre “¡¡A tomar por culo!!

    1. Sin duda, y mucha desesperanza y desilusión.Pero también mucha añoranza de un mundo simple, donde las cosas no había que matizarlas tanto y donde los sentimientos eran más auténticos. Violentos quizás pero auténticos.Y no había que explicar las cosas veinte veces para al final no llegar a entenderse nunca. Quizás no es un buen día…o sí. Quizás tu respuesta, tan directa, es un nuevo principio. Gracias.

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