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Espero que no sea la última vez que viajo a América Latina, pero sí que sea muy especial.

El Oriente y el Parque Nacional Mochima

El litoral de Venezuela me tenía reservadas algunas sorpresas más. Como ya he contado en alguna otra entrada, el ferry de Margarita termina en Puerto la Cruz y es aquí donde podemos decir que comienza la parte oriental del mismo. El destino habitual de los turistas es Cumanà, situada en un bonito lugar, a la entrada del golfo de Caripe y en la desembocadura de un río cuyo nombre os sonará: Manzanares. Pero antes de llegar, podemos disfrutar de una autentica maravilla natural, el Parque Nacional Mochima. Está formado por un conjunto de formaciones rocosas, islas, islotes y la propia costa, que forman un conjunto realmente espléndido. Su nombre viene de un pequeño pueblo de pescadores de donde salen las embarcaciones con las que se visita el circuito cuyas casas son hoy, en un noventa por ciento, modestas pero limpias y acogedoras posadas que reciben un gran número de visitantes los fines de semana y en temporada alta, nada que ver con nuestra visita como podéis ver por las fotos. Playas tranquilas y un entorno marino realmente hermoso, con multitud de aves y los peces saltando delante de la vista, una maravilla. Después del recorrido de un par de horas en lancha, nos dejaron en la playa que más nos gustó, Playa Blanca, solitaria, tranquila y muy hermosa, con una arena que hace honor a su nombre, realmente espectacular. Como el restaurante de la playa no estaba abierto, nos llevaron la comida en la misma lancha, un pescado frito con ensalada, buenísimo y abundante. Una experiencia única, la verdad.

 

 

 

 

Al día siguiente, antes de continuar camino, decidimos pasar la mañana en una de las playas del Parque situada junto a la carretera, Playa Colorada, otra belleza de distinto color pero con el mismo sabor a autenticidad. En este caso con la compañía de algunos lugareños, sobre todo niños y jóvenes, pero también la de un «veterano» durmiendo tranquilamente en las sillas de un chiringuito. Qué dura es la vida en algunos momentos!

 

 

Caracas y alrededores: de la playa de la Guaira a la Colonia Tovar

La primera impresión fue de sorpresa, me esperaba una ciudad con un tráfico endiablado y me encontré con unas carreteras de acceso muy tranquilas y las calles bastante fluidas. La razón, lamentablemente, es muy simple, el tráfico ha bajado muchísimo porque los repuestos para los vehículos, tanto privados como públicos, se han convertido en uno de los principales problemas tanto para la Administración, autobuses, camiones de limpieza, transporte escolar, etc., como para los ciudadanos por el coste, la falta de existencias y la mala calidad de los repuestos. El parque automovilístico, en la ciudad y en toda Venezuela en realidad, se divide entre vehículos decrépitos que no se sabe como aún circulan y enormes y aparatosas camionetas y todoterrenos circulando a toda velocidad y con una total falta de respeto hacia cualquier regla de circulación. Los «motorizados», las motos, son punto y aparte y más te vale llevar cien ojos para no llevarte alguno por delante, porque te puede costar un disgusto muy serio. Es otra de las grandes contradicciones de este país donde te encuentras con una alcabala, preciosa palabra en desuso en España, cada cuatro o cinco kilómetros e incluso en las calles de las propias ciudades, y siempre cuando se trata de la salida o entrada de poblaciones, custodiada por guardias nacionales casi niños, armados hasta la dientes, y donde tienes que ponerte a paso de tortuga y bajar los vidrios, la mayoría los llevan oscuros, por si deciden revisar tu documentación y el carro, lo que hacen fundamentalmente con los jóvenes, a mí no me han parado ni una vez.

 

 

Caracas es lo que se entiende por una ciudad moderna, con grandes edificios, amplias avenidas y abundancia de centros comerciales. No faltan los parques, las instalaciones deportivas y…, los cuarteles. Esto ultimo es tan típico de las ciudades latinoamericanas como los ranchitos en las laderas que rodean la ciudad. Aquí destaca Petare, el «cerro» más grande de Venezuela, es verdad que algo más que un cerro, con casi 800.000 vecinos. El centro de la ciudad, poco recomendable en la noche, tiene algunos rincones interesantes aunque aquejados de lo mismo que el resto, suciedad, abandono y falta de iluminación. En general es un ejemplo muy válido de la impresión que produce el país, un lugar que sin duda vivió tiempos mejores. Cuando estuvimos por allí, apenas se veían algunos autobuses abarrotados pero el Metro era gratuito. La razón es que al tener que importar el papel de los billetes, la generación de estos es más cara que su propio precio. Tremendo.

 

 

La costa, las playas, están muy cerca, pasando una estrecha sierra, el Parque nacional El Ávila (conocido oficialmente como Parque nacional Waraira Repano​), localizado en la Cadena del Litoral dentro de la cordillera de la Costa. Se extiende desde Caracas (Distrito Capital), por todo el norte del estado Miranda y sur del estado Vargas. Esta formación montañosa es pulmón vegetal de la ciudad y dentro de él pueden realizarse diferentes actividades, por ser uno de los principales atractivos de la capital de Venezuela, en alturas que varían desde 120 hasta los 2765 msnm, en el Pico Naiguatá. El Parque nacional ofrece múltiples senderos a sus visitantes, los cuales se pueden realizar en automóvil, bicicleta o simplemente caminando. El teleférico del Àvila es una visita imprescindible, aunque no la hicimos por las nubes que no desaparecieron en el tiempo que pasamos en la ciudad. Superado el obstáculo montañoso a través de una rápida autovía con varios túneles, se llega a la zona de playas y un poco más adelante al aeropuerto de Maiquetía. Nosotros nos quedamos en La Guaira, una de las más cercanas y desde donde se puede visitar el archipiélago de Los Roques, una de las mayores atracciones turísticas de Venezuela que ha quedado para otra ocasión. A cambio comimos fantásticamente en un restaurante junto al mar. Aunque no me pagan, citaré el nombre: El Caney del Chivo, en Catia La Mar. Totalmente recomendable.

 

 

Por último, aunque no en importancia, quiero hablar de la Colonia Tovar. He visto pueblos «alemanes» en otros países del área, sobre todo en Chile, pero este es uno de los más destacados. Copiaré lo que dice la Wikipedia sobre el lugar porque tengo poco más que decir, excepto que Aura se vuelve loca por las fresas con nata de este pueblo. La Colonia Tovar es una población de Venezuela, capital del municipio Tovar, en el estado Aragua. Fundada en 1843 por un grupo de inmigrantes alemanes provenientes del entonces independiente estado de Baden (luego incorporado a Alemania). Se caracteriza por mantener la impronta cultural de su origen, por lo que es llamada «la Alemania del Caribe» o «El pueblo alemán de Venezuela». Es famosa por su cultura, por su clima templado, frío para los venezolanos añado yo, y por la cordialidad de su gente. Depende básicamente de la agricultura —donde destacan cultivos de clima templado como duraznos, fresas, remolacha, coliflor, zanahoria, repollo, acelga, brócoli, lechuga, cebollín y papas— y del turismo, y está ubicada a 42 km al oeste de Caracas y a una altura de 1700 metros sobre el nivel del mar. Cuenta con una gastronomía alemana muy variada, siendo su plato principal los diferentes tipos de embutidos como las salchichas. Auf Wiederseh.

 

 

Mérida y los Andes venezolanos.

Es uno de los grandes atractivos turísticos de Mérida, por no decir el principal: el teleférico del Pico Bolívar, el más alto de Venezuela, 4.987 metros. La ciudad se extiende al pie de la cordillera, en un valle en cuya vertiente norte se sitúan las montañas que se ven al fondo, la sierra de La Culata, que separa la ciudad de las zonas bajas cercanas al lago Maracaibo. Mérida es una ciudad relativamente grande, no muy bien conservada pero con rincones aún atractivos abarrotados por los estudiantes de la Universidad de los Andes. Está en la zona más fría de Venezuela y el Bolívar y su Sierra de las Nieves es el único punto del país donde puede verse. Se llamó también Santiago de los Caballeros y aún se usa el «apellido», quizás porque tiene fama la amabilidad de sus habitantes, además de la belleza de sus alrededores, muy variados, desde el extenso Páramo hasta las resecas montañas que rodean el Pico del Águila, un famoso paso de montaña, pasando por pequeños pero hermosos lagos, una interesante reconstrucción de un poblado típico de la zona en la época de la independencia conocido como Los Aleros o las mencionadas montañas del norte, cerca ya del gran lago, mucho más arboladas y con bonitos pueblos como La Azulita. Por cierto, cruzando la sierra desde allí hacia Mérida, tuve ocasión de disfrutar de uno de los más bellos paisajes de todo el viaje, cruzando bosques enormes sin apenas tráfico aunque muy pendiente siempre de los boquetes de la carretera, uno de los problemas de conducir en este país. De otro de ellos, más acuciante, también tuve conocimiento directo durante ese recorrido. A la salida de la Azulita decidimos » dar la cola», abstenerse de bromas los argentinos, o sea recoger en autostop, a una pareja de chavalines, dos primos de alrededor de diez años, niño y niña, que nos contaron su odisea diaria. Como el transporte público no funciona por falta de repuestos, tienen que salir de su casa todos los días sobre las cinco de la mañana, de noche aún, por si nadie les lleva y no tienen más remedio que recorrer andando los siete kilómetros que les separan de la escuela. Ya sé que en el mundo pasan cosas mucho peores y hay niños que tienen aún más dificultades para acceder a la educación. La diferencia es que, en Venezuela, hace simplemente un año, esto era impensable.

 

Al norte de Maracay: Choroní, Cata y Cuyagua

Es una de las grandes ciudades del centro del país, comenzando por Caracas y siguiendo por Valencia, Barquisimeto, la propia Maracay, que junto con La Victoria y alguna otra población satélite conforma un núcleo de población muy importante, y en tono menor Barcelona, aunque si le unimos Puerto la Cruz podemos también considerarla una de las grandes.

Una de las primeras cosas en que uno se fija es la importante presencia militar en la ciudad, que al contrario de lo que ocurre en otros lugares, resulta muy abierta al resto de ciudadanos, de hecho el Circulo Militar se ha convertido, también por el problema de la seguridad, en un complejo hostelero que incluye hotel y diferentes restaurantes y lugares de copas, algunos con musica en directo, pero también papelería, venta de agua, Ciber, es decir, un lugar de servicios que pueden utilizar todos los vecinos. Con la ventaja de que en todos se admite el pago con tarjeta, lo que no es poco. Por supuesto puede parecer una aberración y suelta un tufillo de corrupción a distancia, pero para los venezolanos supone poder salir con tranquilidad por la noche a un lugar agradable y donde no tienes que estar pensando donde dejas el coche sin riesgo de que te aparezca sin ruedas o sin batería, como ocurrió hace unos días a uno muy cercano al nuestro en el aparcamiento de un centro comercial mientras estábamos en el cine.

El ferry de Margarita nos dejó en Puerto La Cruz, un lugar bastante turístico frecuentado sobre todo por los brasileños, colombianos y venezolanos que prefieren viajar a la isla con su propio vehículo y los camiones de transporte, muy abundantes porque Margarita produce muy poco. Hay, como en la mayoría de esos lugares, abundancia de hoteles y centros comerciales. Me gustó especialmente uno que se encuentra junto a una urbanización de lujo con canales que permiten el amarre junto a la casa, me recordó la zona de Ampuriabrava.

 

 

De Maracay no tengo muchas fotos porque tampoco se diferencia demasiado de cualquier ciudad media de América latina, quizás hay menos puestos de comida ambulante por las calles, aunque abundan en las carreteras, pero es una característica general de Venezuela. Como anécdota, puedo decir que la única situación comprometida en cuanto a seguridad, aunque la presencia militar la hace relativamente tranquila, fue aquí. También es verdad que es el lugar donde más tiempo he pasado después de Margarita, pero estando comprando en una carnicería se organizó a menos de cien metros una «balacera» entre la policía y unos «malandros» que al parecer habían robado un coche. No hubo riesgo en ningún momento porque los empleados bajaron inmediatamente los cierres, está claro que no era la primera vez, pero no oía un disparo de pistola tan cerca desde que hice la «mili», creo yo.

 

 

 

De todas formas tengo que destacar la visita a las bodegas de ron Santa Teresa, uno de los mejores rones venezolanos, muy antiguas y muy bien adaptadas a los visitantes, con restaurantes, barras con terrazas muy cuidadas, una vieja estación de tren que utilizaban antiguamente para el transporte de la caña de azúcar y, por supuesto, cata de cuatro rones diferentes y visita a las bodegas de envejecimiento. A quien le guste el ron le recomiendo el Linaje, una de las marcas estrella de la casa.

Maracay, como toda la zona central, está separada del mar por una estrecha cadena montañosa, los Andes marítimos, que caen casi literalmente sobre el litoral formando pequeñas zonas suficientemente amplias para uno o un par de pueblos aislados por la costa del resto, solo se comunican por lanchas, con unas playas fantásticas y algunos ríos cortos pero con unos cauces de gran belleza. Estos pueblos se dedican casi exclusivamente a la pesca y al turismo, que sigue llegando a pesar de la crisis durante los fines de semana y las vacaciones de carnaval, semana santa o verano. La mayoría son construcciones modestas aunque se pueden encontrar bonitas posadas muy cuidadas, pero casi todo el mundo alquila habitaciones o pequeños apartamentos. En Choroní pudimos ver como los pescadores, por la tarde, cuando ya han llenado los camiones que llevan el pescado a la ciudad, reparten lo que sobra entre la población local que espera en la playa y el malecón la llegada de las barcas. Parece que no es una costumbre de este momento, pero la crisis la ha hecho más necesaria que nunca. Aquí tenéis algunas fotos de Choroní, la bahía de Cata y Cuyagua.

 

 

 

 

Margarita again

Ya había estado por aquí el año pasado, pero esta vez, aprovechando la invitación de Aura, estoy recorriendo la isla con más tranquilidad y disfrutando mucho más de lo que puede ofrecer, aunque también observando el día a día de quienes por la situación del país no pueden hacerlo del todo de las ventajas que supone vivir en un sitio como éste, sobre todo por la cantidad de tiempo que quitan las gestiones diarias que se necesitan para ir viviendo en esta situación. Pero ya he hablado bastante de ese tema.

La llamada «Perla del Caribe», no solo por su belleza sino por la abundancia de ellas en tiempos pasados, es más o menos como dos veces Ibiza y está situada muy cerca de la costa norte de Venezuela a un par de horas de ferry, bastante lento, de Puerto de la Cruz, un lugar muy turístico cerca de la ciudad de Barcelona, como veis los nombres de los lugares ofrecen pocas dudas sobre su origen. No está muy poblada, supera en poco el medio millón de habitantes y, como en todo el país, la emigración la está afectando. Porque la crisis económica y la inseguridad, bastante exagerada por la prensa occidental, todo hay que decirlo, pero real, no cabe duda, ha afectado mucho la llegada de turistas. Ya casi no llegan mas que argentinos, brasileños y colombianos, y no en gran numero. No llegan cruceros a la isla, lo que antes era una fuente importante de ingresos, y la falta de recursos para el mantenimiento de calles y carreteras, junto con la falta de abastecimiento de productos básicos, ha cambiado la fisonomía por ejemplo del centro de Porlamar, antes lleno de tiendas de ropa, calzado y electrónica y ahora de productos de alimentación. Hay que tener en cuenta que la isla produce muy poco y todo llega de fuera, aunque se compensa el tema de los precios por la exención de impuestos como el IVA.

Abundan los centros comerciales, algunos todavía conservan un excelente aspecto y las tiendas típicas de estos lugares, ayer me fijé en el anuncio de próxima apertura de un Zará en uno de ellos. Pero la falta de clientes no engaña respecto a la situación. La esperanza para los margariteños es que si se produce la esperada reactivación económica antes de que sea demasiado tarde, la estructura está montada, so!o habrá que poner de nuevo la maquinaria en marcha. Dicho esto, tengo que reconocer que para nosotros es un autentico chollo, el país en general y la isla en particular. De hecho, hay muchos jubilados europeos, sobre todo alemanes holandeses e italianos, viviendo permanentemente en la isla. La mayoría no salen nunca de ella salvo para visitar a sus familias en Europa, pero viven a un excelente nivel con algunas limitaciones por la situación, tampoco demasiadas porque incluso la falta de productos se termina supliendo pagando un poco más, lo que para ellos no es problema. Aura tiene amistad con algunos, lo que me ha permitido saber como viven y su nivel de satisfacción aquí y la verdad es que nadie quiere salir de Margarita.

No hay grandes centros turísticos repletos de hoteles y grandes edificios de apartamentos, excepto en la ciudad de Porlamar y alrededores más inmediatos. Ni siquiera en las playas más concurridas como El Yaque o Playa el Agua se ven, las construcciones apenas superan los tres o cuatro pisos y no invaden la arena, aunque abundan los chiringuitos. La situación con el efectivo llega, de todas formas, al absurdo de tener que pagar las tumbonas de la playa por transferencia, una cosa de locos. En temporada alta suelen estar bastante vigiladas, al menos las más turísticas, ahora que acaba de terminar para los países del sur, no resulta muy recomendable acudir a algunas de ellas salvo en fin de semana. En las más concurridas o en la zona más alejada de Porlamar, lo que llaman la península, por que reconocer lo es, la península de Macanao, no es habitual que haya problemas de seguridad. En esta zona se pueden encontrar playas prácticamente vírgenes, sobre todo porque son lugares poco poblados y muy tranquilos en general. Personalmente es la zona que más me gusta, el oeste de la laguna de la Restinga.

Como curiosidad final, comentaré que fue «descubierta» por el propio Colón en su tercer viaje, en el que llegó al continente precisamente desde la isla. La llamó La Asunción porque llegó a ella un 15 de agosto, hoy es el nombre de la capital de la isla y del Estado de Nueva Esparta, que incluye también las islas de Coche, pequeña y muy turística, muy caribeña, y Cubagua, sin población permanente. También que sufrió el «honor» de ser visitada por el famoso Lope de Aguirre, el de la película «Aguirre o la cólera de Dios», y sus expeditivos métodos. Asesinó al gobernador y realizó una buena masacre entre los indígenas. Buen chaval.

Venezuela (y 3): Dolar Today o quién hay detras de tanta manipulación?

He intentado en las anteriores entradas describir más o menos la situación que yo veo de cara al día a día de los venezolanos, quizás quedaría por intentar explicar las causas. Pero yo no soy economista y no puedo analizar ni el PIB ni la Deuda, ni el precio del petróleo, hay que saber que el país vive literalmente de ello, ni ninguno de los factores macro o microeconómicos que seguramente cualquier economista tendría en cuenta. Yo hablo de lo que puedo observar.

Y sí que hay algo que influye en los actos más cotidianos del ciudadano de a pie. Y es el cambio del dólar. No salgo de mi asombro, ni saldré nunca probablemente, porque no creo que haya una explicación coherente, al observar como toda la vida económica, la cotidiana, se mueve en torno a un asunto como las cotizaciones que diariamente publica la página web Dólar Today.

Voy a copiar algo de lo que se puede leer en Wikipedia sobre esta página y sus efectos:

«DolarToday es una compañía venezolano-estadounidense de medios de comunicación, dirigida por venezolanos residentes en Estados Unidos[1] que se centra en la política y finanzas de Venezuela. Referencia varios tipos de cambio para el bolívar venezolano inclusive el mercado negro de divisas.[2] Se enfoca en el control cambiario de la economía venezolana[3] y por su portal y redes sociales son críticos con el gobierno venezolano.[4]

De acuerdo con una entrevista que sus fundadores concedieron en BBC Mundo, DolarToday se autodefine como «una forma de protesta contra una dictadura cada vez más comprometida en silenciar e intimidar a los medios de comunicación en Venezuela[1] En la actualidad, el sitio web de la empresa se dedica a publicar críticas sobre el gobierno de Maduro.[2]

La compañía basa sus tipos de cambio calculados del bolívar venezolano en el dólar de los Estados Unidos a partir de las tasas sobre las transacciones en Cúcuta, Colombia, una ciudad cerca de la frontera con Venezuela.[11] Hoy en día, debido a la inexistencia de otra fuente confiable, las tasas de DolarToday son utilizadas por Reuters, CNBC, y varios medios de comunicación agencias de noticias y redes.[12][13] El sitio web afirma que los valores no son manipulados con el fin de socavar el gobierno venezolano.[2]«

O sea, que un grupo de venezolanos exiliados y de norteamericanos «amantes de la libertad» definen los parámetros de cambio de la economía de un país, y el resto del mundo, incluidos los venezolanos, les hace caso, basándose en el tipo de cambio en una ciudad colombiana fronteriza en un momento de escasez de productos????????

Solo se me ocurre una cosa: Alucina vecina!!!!!!!!

Por supuesto, no me creo nada, esto es una manipulación en la que tiene que haber muchos implicados que se beneficien de esta situación, incluidos empresarios venezolanos y hasta el propio gobierno, si no, es imposible. Porque éste sí es el día a día del país y lo que marca los precios, obligando a continuas subidas salariales que no son más que pequeños parches a la situación. Maduro acaba de anunciar una subida salarial, la octava desde enero de 2017 del 58% en el salario básico y del 68% en el bono de alimentación. Y no sirve de nada ante una inflación desbocada y dirigida por quien sabe que intereses, porque echar la culpa a la conspiración internacional, que no dudo que en cierto modo, principalmente a nivel de medios de comunicación la haya, me parece demasiado simplista. Hoy un pequeño respiro, el dólar «solo» está a 213.000 bolívares. Yo creo que Kafka debió emigrar a Checoslovaquia desde Caracas.

Y se acabó, a partir de ahora, viaje y fotos, lo prometo.