Hace dos años volví de Venezuela pocos días antes de mi cumpleaños. Era mi segundo viaje a ese país que ahora ya forma parte de mi mismo. Había viajado en enero con ilusión, pero también con la prevención con la que los años inevitablemente te cargan. El año anterior, durante una estancia de una semana en isla Margarita, había conocido a una mujer que me había impactado muy profundamente. Luego vinieron las charlas por Skype y la decisión de volver a su isla para explorar entre los dos hasta donde nos llevaba aquello que apuntaba entre nosotros. Hoy debería estar aquí, conmigo, si no hubiera aparecido el dichoso “bicho”. Espero que no tengamos que esperar mucho para poder estar juntos de nuevo. Mientras tanto, quiero recordar aquella vuelta con un vídeo que dediqué hace unos meses a un país bendecido y desgraciado como pocos. Y a ella, claro.