Noto LA AUSENCIA…, profundamente…, pero la ausencia, ¿de qué? De LA MUJER, claro.
No soy un niño, ni un joven. He vivido mucho, he hecho lo que he querido…, casi siempre.
Y a veces estoy cansado. Me mantengo entre la inercia y la expectativa de algo…, pero no sé de qué.
No me falta actividad, no soy un mineral, tengo a mi alrededor personas que me quieren.
Y a las que quiero…, a algunas por encima del tiempo y las circunstancias.
Tengo intereses, es verdad que cada vez menos, pero aún me conmueven y me mueven la injusticia,
el abuso, la violencia…, el amor, la infancia, la inocencia.
Como Machado, Don Antonio, hace tiempo que aprendí a conversar conmigo mismo.
Y me discuto, me llevo la contraria o me solidarizo o me comprendo…, y bueno, me soporto.
Es cierto que no quiero vivir más allá de lo estrictamente necesario, eso lo tengo claro.
No seré una carga para nadie salvo que me falle la cabeza, salvo que deje de ser yo.
Pero no ha llegado el momento ni mucho menos, aún tengo mucha guerra que dar.
Salvo sorpresas, que siempre pueden estar al acecho, pero son imposibles de prever, asi que…
Me levanto todos los días con nuevos proyectos en mi mente,
que generalmente abandono a poco de haber desayunado.
Soy consciente de haber estrangulado algunas ilusiones en los últimos años.
Con mis propias manos…, o con mi absurda facilidad para explicar lo inexplicable.
Puede que lo eche de menos, puede que sienta todas esas sombras junto a mí.
Las sombras de lo que no he realizado, de lo que debía haber a mi lado y no está, son frías, terribles.
Quizás soy una víctima de mi autosuficiencia, o me cuesta, simplemente, querer, desear de verdad.
Eso que llaman voluntad, espíritu de lucha…, quizás escapo siempre antes de esforzarme.
Por pura dejadez o por falta de interés real. Pero ahora tengo ante mí una última oportunidad.
Ahora estoy seguro de que hay agua en esta piscina. Absolutamente sí. En cualquier caso no es fácil.
Sobre todo porque no soy quien fui, y eso aunque nadie lo sepa, yo lo sé.
Y no es fácil de aceptar. Ni de superar, Ni de combatir. Te afecta. Me afecta.
No puedo sentir depresión, celos o envidia. Todo el que me conoce os lo dirá… Quizás no soy español.
Pero cada vez noto más la presencia de lo que pudo haber sido y no fue.
Y son muchas cosas, muchas personas.
A veces no cabemos todos en la habitación y tengo que salir.
A respirar.