Vaya por delante que yo no voto salvo en asambleas, nunca en un proceso electoral de representación, soy abstencionista por convicción, pero eso no me impide ver que, por enésima vez, las gentes de izquierdas de este país que aún confían en que les puede llegar algo bueno de las urnas, van a cometer de nuevo los mismos errores:
El primero empeñarse en discutir por una unidad de la izquierda que es imposible, porque cuando cualquiera de los grupúsculos que la forman, todos derivados y herederos de las formas tradicionales del PCE y sus múltiples escisiones, huelen poder cercano (CUP, Podemos, IU bajo el paraguas que se presente al final), siempre van a optar por tocar «pelo» antes que por defender las ideas de las que surgieron (la Historia esta para algo, compañeros y la mayoría, que se define marxista, debería de saberlo). La consecuencia será, de nuevo, LA DESMOVILIZACIÓN DE LA CALLE BAJO EL SEÑUELO DE QUE YA TENEMOS AUTÉNTICOS REPRESENTANTES EN EL PARLAMENTO QUE LO VAN A HACER POR NOSOTROS. Pero resulta que es esa movilización la que ha conseguido, no ellos mismos, poner a esos personajes donde están, en disposición de oler moqueta a cambio de aceptar las reglas del juego marcadas desde la «transición», ¿o era traición?, no sé, estoy mayor y se me va la cabeza, pero me parece recordar ver fotos de Santiago Carrillo rodeado de banderas monárquicas…, seguramente lo he soñado.
Y el segundo error es el de menospreciar el poder de renovación de la derecha, diciendo tonterías sobre Ciudadanos y descalificaciones burdas o en el mejor de los casos desinformadas, en lugar de darse cuenta de que es un peligro mucho más serio de lo que parece porque, aunque muchos se empeñen, no son el PP ni son fascistas, son mucho más peligrosos, están formados, son jóvenes, manejan las nuevas tecnologías y cuando sirvan a sus señores, que lo harán, no lo van a hacer de forma tan burda como lo han hecho éstos. No digo que no se les cuele por ahí algún Rato o algún Bárcenas, pero no serán sus señas de identidad, ya lo veréis. Es la derecha que acabó con el poderoso Partido Comunista francés, con el más poderoso aún Partido Comunista italiano, la derecha que se cargó a los todopoderosos sindicatos ingleses y la que no deja que se desarrollen partidos o sindicatos de izquierda, auténticos, en Alemania, Holanda, Suecia o Dinamarca, por ejemplo. Son mucho más peligrosos de lo que el PP, que sí es un partido fascista, ha sido en toda su historia. Y están ahí para formar tandem con un «renovado» PSOE, que evolucionará siguiendo el camino que estaba a punto de culminar un menospreciado Zapatero, que si no hubiera sido por la crisis ya lo habría conseguido. Y así estamos desde los tiempos de Cánovas y Sagasta…, ¡que cruz!
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