Historia de mi familia

  • …Y de Torroella a Girona.

    …Y de Torroella a Girona.

    Josep y Catalina tuvieron siete hijos, de los cuales sabemos que Antonio, que asistió como prócer habilitado a las Cortes catalanas de 1701 y 1713, recibió una demanda por derechos de herencia de la primera nuera de su madre, viuda del hijo habido en su primer matrimonio y fallecido sin descendencia: “Causa de Ana de… Continue reading

  • De Enveig a Torroella

    De Enveig a Torroella

    El paso de la familia del pequeño pueblecito de Enveig, en plenos Pirineos y que hoy pertenece a Francia, al lujoso palacio renacentista de Torroella costó un par de generaciones y algún matrimonio “afortunado”. La estrategia de emparentar con las principales familias norteñas, del norte de Girona, iniciada por el abuelo Geroni al casar a… Continue reading

  • En el principio fue Enveig.

    En el principio fue Enveig.

    El primer antepasado del que tengo noticia es Françesc de Pastors, que allá por el año 1622 compró el castillo d’Enveig, hoy en la Cerdanya francesa, a la família Castellarnau, con las tierras y el señorío correspondientes y dependientes a la sazón de los condes de Cerdanya. El territorio limita con el término municipal de… Continue reading

  • Primera parte: de Pastors, en busca del origen perdido.

    Primera parte: de Pastors, en busca del origen perdido.

    Si mon pare no os ha dat         les claus del castell major,                ¿per què combateu, senyor,              lo que ja teniu guanyat?          Si tenia la barbacana            guanyada, como clar se veu,             senyor, ¿per qué combateu               allò que per vós se mana?                 Si teniu seguretat          y claus del castell menor,                 ¿per què combateu, senyor (…) Tirant lo… Continue reading

SOBRE MI

Nací en 1953 en Carabanchel, recién incorporado al municipio de Madrid como un barrio periférico de obreros e inmigrantes, no muy distinto de lo que es ahora. Siempre me ha gustado la vida de barrio y me he identificado con él, yo que repudio fronteras, banderas e himnos más o menos por igual. Pero en el fondo sigo siendo aquel chaval al que los vecinos y las vecinas conocían como «el chico de la Antonia». Por muchos años…, sin exagerar.