El tercer viaje

Siempre digo que cuando realizas un viaje como el que acabo de terminar, tres meses viajando por Sudamérica, en realidad lo haces tres veces: la primera cuando lo estás planificando, la segunda cuando estás metido en él de lleno y la tercera al cabo de unos días o semanas, cuando lo recuerdas y lo empiezas a asimilar.

Aún no estoy en esta tercera fase, la llegada, los reencuentros, la vuelta a las actividades habituales hacen que necesites un tiempo para poder iniciar de nuevo el recorrido, esta vez con tu mente y tus recuerdos. Quizás la revisión de las fotos, el ordenarlas, guardarlas para asegurar que no van a desaparecer por algún accidente informático es el momento de empezar, de reemprender el camino. Y aún no lo estoy haciendo.

Pero internet tiene muchas cosas positivas, y una de ellas es que te permite mantener el contacto con personas que has conocido, con las que has compartido momentos y experiencias y ver y leer sus propias interpretaciones, escritas sobre la marcha la mayor parte de las veces, igual que las mías, y revisarlas resulta muy enriquecedor.

Hoy he tenido un día tranquilo y he estado viendo, por encima, eso sí, las páginas de Face de Jon, de Aura, de Lydia, de Ale, de Rodrigo, Mónica, Laura… Y eso también forma parte del proceso, un proceso que los medios técnicos facilitan en gran medida. Supongo que la mayor parte de la gente de mi edad mantenemos una especie de relación de amor-odio con todo esto del mundo cibernético y de las nuevas formas de comunicación, aunque también habrá auténticos fans y detractores inmisericordes. Personalmente me voy encariñando cada vez más con ellos, con la posibilidad de mantener una conversación a miles de kilómetros de distancia, por ejemplo, viendo incluso la cara de la persona con la que conversas.

Así que, desde mi pequeño pueblito de la sierra madrileña, me apetecía en este momento enviar un saludo muy cariñoso a todos ellos y ellas y al resto de las personas con las que mantengo contacto. Espero mantenerlo y, en los casos que se pueda, incluso ampliarlo. Salud a todos.



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SOBRE MI

Nací en 1953 en Carabanchel, recién incorporado al municipio de Madrid como un barrio periférico de obreros e inmigrantes, no muy distinto de lo que es ahora. Siempre me ha gustado la vida de barrio y me he identificado con él, yo que repudio fronteras, banderas e himnos más o menos por igual. Pero en el fondo sigo siendo aquel chaval al que los vecinos y las vecinas conocían como «el chico de la Antonia». Por muchos años…, sin exagerar.

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