No pregunten quién soy porque no se los digo (Chavela Vargas)

Es cierto que mis noches nunca acaban
Aunque es siempre peor el despertar
Mañanas cortas por el sueño aplazado
Tardes vacías que no tienen final

Proyectos incontables que no cumplo
Anhelos de vivencias, de sentido
¿En qué momento me perdí en el camino?
¿Dónde quedó mi sombra, mi reflejo?

El espejo no me devuelve nada
Al menos, que yo pueda descifrar
Sé que tengo pendientes los esfuerzos
Que devuelvan mi vida a algún lugar

Solo siento impotencia, desconcierto,
Inquietud, apatía, soledad.
No soy joven, es cierto, ni soy sabio
¿Qué soy? ¿Qué espero?... ¿Espero ya?

Ni siquiera me valen indulgencias
Que he derrochado a chorros sin cesar
Son ya las escapadas demasiadas
Las metas no me importan, pero están

Me esfuerzo en asumir mi rol supuesto
Ese papel que debo realizar 
Pero siempre navego en otras aguas
Que me asustan, oscuras..., no es el mar

No quiero hundirme ya, y me resisto
Intento vislumbrar cómo salvarme
Encontrar un cabo suelto, algún amarre
Que me permita, de nuevo, regresar

Me invento retos que son casi imposibles
Para incumplirlos antes de empezar
Por mantenerme libre en mi cabeza
Pero el valor no acaba de llegar

Sentirme vivo aún, el resto es niebla
Niebla de los sentidos, de los actos
De mis huesos, mi sangre, mis espantos
En busca de mi sombra, ¿dónde está?

Y no hay motivo alguno para ello
Solo mi negación, mi abandono, mis miedos
Que se alimentan de mis obsesiones
Y que no soy capaz de superar

Que me frenan, me amarran y me ciegan
Que me mantienen en la oscuridad
Y cuando al fondo, alguna luz sospecho
Me doy la vuelta, de nuevo, una vez más.
   







Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

SOBRE MI

Nací en 1953 en Carabanchel, recién incorporado al municipio de Madrid como un barrio periférico de obreros e inmigrantes, no muy distinto de lo que es ahora. Siempre me ha gustado la vida de barrio y me he identificado con él, yo que repudio fronteras, banderas e himnos más o menos por igual. Pero en el fondo sigo siendo aquel chaval al que los vecinos y las vecinas conocían como «el chico de la Antonia». Por muchos años…, sin exagerar.

A %d blogueros les gusta esto: