Es cierto que mis noches nunca acaban Aunque es siempre peor el despertar Mañanas cortas por el sueño aplazado Tardes vacías que no tienen final Proyectos incontables que no cumplo Anhelos de vivencias, de sentido ¿En qué momento me perdí en el camino? ¿Dónde quedó mi sombra, mi reflejo? El espejo no me devuelve nada Al menos, que yo pueda descifrar Sé que tengo pendientes los esfuerzos Que devuelvan mi vida a algún lugar Solo siento impotencia, desconcierto, Inquietud, apatía, soledad. No soy joven, es cierto, ni soy sabio ¿Qué soy? ¿Qué espero?... ¿Espero ya? Ni siquiera me valen indulgencias Que he derrochado a chorros sin cesar Son ya las escapadas demasiadas Las metas no me importan, pero están Me esfuerzo en asumir mi rol supuesto Ese papel que debo realizar Pero siempre navego en otras aguas Que me asustan, oscuras..., no es el mar No quiero hundirme ya, y me resisto Intento vislumbrar cómo salvarme Encontrar un cabo suelto, algún amarre Que me permita, de nuevo, regresar Me invento retos que son casi imposibles Para incumplirlos antes de empezar Por mantenerme libre en mi cabeza Pero el valor no acaba de llegar Sentirme vivo aún, el resto es niebla Niebla de los sentidos, de los actos De mis huesos, mi sangre, mis espantos En busca de mi sombra, ¿dónde está? Y no hay motivo alguno para ello Solo mi negación, mi abandono, mis miedos Que se alimentan de mis obsesiones Y que no soy capaz de superar Que me frenan, me amarran y me ciegan Que me mantienen en la oscuridad Y cuando al fondo, alguna luz sospecho Me doy la vuelta, de nuevo, una vez más.
No pregunten quién soy porque no se los digo (Chavela Vargas)

SOBRE MI
Nací en 1953 en Carabanchel, recién incorporado al municipio de Madrid como un barrio periférico de obreros e inmigrantes, no muy distinto de lo que es ahora. Siempre me ha gustado la vida de barrio y me he identificado con él, yo que repudio fronteras, banderas e himnos más o menos por igual. Pero en el fondo sigo siendo aquel chaval al que los vecinos y las vecinas conocían como «el chico de la Antonia». Por muchos años…, sin exagerar.
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