Mi último día en Medellín fue una visita por algunos puntos de la ciudad que me parecían interesantes y que no había tenido tiempo de ver. Mi avión para Cartagena salía por la tarde y tenía tiempo de ver algunos de ellos aún. El primero son unas escaleras mecánicas que el ayuntamiento ha instalado en una de las zonas de mas difícil acceso y mas deprimidas y que ha tenido el curioso efecto de promover una serie de iniciativas vecinales en torno al mundo del graffitti que han cambiado totalmente la filosofía del entorno. Además hay voluntarios jóvenes que intentan ayudar a comprender la filosofía del proyecto a los vecinos e informan a los turistas que visitan el barrio. Y como se daba la circunstancia de que Claudia no conocía todavía el sistema de escaleras, me acompañó en esa primera parte de la mañana.
El segundo punto de interés era otro de los telecabinas instalados en conexión con el Metro que lleva a otra parte de la ciudad, pasa por zonas igual de deprimidas que el primero pero termina en una zona de nuevos bloques de clase media que han empezado a construir en esas zonas supongo que aprovechando las comunicaciones aéreas, aunque me imagino que algún otro acceso tendrán.
Y para finalizar, un ultimo paseo en metro con una visita al jardín botánico completada con un pequeño recorrido por una de las mejores zonas de la ciudad, la Zona Rosa. Una estancia formidable y muchas ganas de volver. Eso sí, previas clases de baile de salón.