No es que Ayacucho no tenga su propio interés como algunos de los restos de los alrededores, incluido el propio entorno de la ciudad y las zonas cercanas. Hay valles y montañas muy agradables en un territorio, además, de clima templado que convierten la ciudad en un lugar interesante para cualquier visitante. El único problema es que lo que sigue es mucho, pero como no merece tampoco la pena comparar, vamos con algunos detalles de mi estancia allí. Después de un desayuno típico de la zona, todo bastante consistente, en este caso una sopa de gallina con mate de coca
visitamos una reserva natural de una planta al parecer bastante rara y en peligro de extinción, la llamada Puya Raimondi, si a alguno os interesa, aquí la tenéis
Más tardemos nos dirigimos a la primera zona arqueológica que visitaríamos ese día
El lugar formaba parte de las «paradas» que el Inca hacia en sus desplazamientos a través de la magnífica red de caminos que construyeron a lo largo de todo el Imperio, solo que en este caso era una parada un poco especial, ya que era una parada en uno de sus harenes, donde pasaba unos días supongo que bastante ajetreado, a juzgar por el número de esposas y de hijos que tuvieron la mayoría de ellos. No falta tampoco el baño, que al parecer le ofrecían las escogidas para la ocasión completamente desnudas mientras el descansaba, supongo que muy señorialmente, sentado en la piedra de la base. El resto es lo que queda de los edificios construidos para las mujeres y la guardia del lugar y el entorno creado para mayor relax del Hijo del Sol.
Como ejemplo de lo que os decía acerca de los alrededores de la ciudad, aquí van algunas fotos de los lugares visitados al paso durante la excursión
Por último ese día visitamos Vilcashuaman, cuyos restos se encuentran en medio del pueblo y en el que se da uno de esos casos de estrategia que utilizaron los misioneros católicos para conseguir que los indígenas de la zona aceptaran mas fácilmente asistir a las iglesias: construirlas encima de los antiguos templos incas. El caso más llamativo que he visto, ya que estoy con ello, es en la catedral de Cuzco, donde en un cuadro que representa la Última Cena, lo que aparece en el plato es un cuí, esa especie de conejo de indias que es tan popular aquí como alimento exquisito, mientras que el vino es chicha morada, otra bebida muy popular que se hace a partir del maíz morado.
Y para terminar, ya que la tenía al lado, una referencia al próximo destino