Y por fin, Cuzco, el paso previo al gran día pero mucho más que eso.

Efectivamente, Cuzco o Cusco es mucho más que el sitio desde donde todo el mundo prepara la visita al Machu Picchu, los que tienen dinero y prefieren gastarlo, en tren, los que tienen energía suficiente y espíritu de aventura, aunque tampoco es barato, a través del Camino Inca, una travesía de cinco días, durmiendo en pueblos perdidos o en tiendas de campaña aunque eso sí, con porteadores y todo, y luego el resto de los humildes mortales, que nos hacemos un viaje bastante pesadito en bus hasta una hidroeléctrica de donde ya no se puede pasar en coche, y luego una travesía de tres horas andando por las vías del tren hasta llegar a Aguas Calientes como lo conoce todo el mundo, o Machu Picchu pueblo, que es el nombre oficial desde hace unos años. Pero me estoy adelantando mucho. Ahora estamos en Cuzco.

Bueno, aquí tenéis algunas fotos de la ciudad incluidas las de una fiesta con la que coincidí, la fiesta de las cruces y que como podéis ver tiene bastante más de pagana que de religiosa, me parece a mí, pero en fin, las cruces es cierto que están, adornadas con flores y bandas de tela y que algunos santos son sacados en procesión. De todo tiene que haber. Ahora os dejo algunas fotos más de la ciudad, de una visita realizada con un servicio de guías que cobran la voluntad y te dan una vuelta a pie por la ciudad, servicio que se va generalizando, que ya vi el año pasado en Buenos Aires y que este año he visto en Arequipa y Cuzco. Buena costumbre.



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SOBRE MI

Nací en 1953 en Carabanchel, recién incorporado al municipio de Madrid como un barrio periférico de obreros e inmigrantes, no muy distinto de lo que es ahora. Siempre me ha gustado la vida de barrio y me he identificado con él, yo que repudio fronteras, banderas e himnos más o menos por igual. Pero en el fondo sigo siendo aquel chaval al que los vecinos y las vecinas conocían como «el chico de la Antonia». Por muchos años…, sin exagerar.

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