Ítaca, al fin

«Ten siempre a Ítaca en la mente

Llegar ahí es tu destino

Más nunca apresures el viaje

Como sabio en que te habrás convertido

Sabrás muy bien que significan las Ítacas»

Konstantin Kavafis

Tu rostro de marfil sobre el cuerpo moreno

Tu sonrisa, tan blanca, ilumina mi noche

Tus labios me sugieren las sombras de otros tiempos

Sustraen mi mirada, me distraen, ausente.

 

Tu leve cuerpo flota sobre la blanca cama

Tu suave piel, brillante, recela de mis manos

Que intentan la aventura de recorrerla amante

Con la suave firmeza que provoca el deseo.

 

Por qué llegué a esta isla lejana y misteriosa?

En que suerte de Ulises por tu amor convertido?

He viajado las tierras con un rumbo disperso

Surcando la vereda marcada por tus pechos.

 

Ahora lo sé, y solo ahora lo supe

No busco una Penélope que tejiendo me espere

Burlando pretendientes a mi trono vacío

Mientras mis pies me llevan a lo desconocido.

 

Una mujer pretendo, real y misteriosa

Como solo lo oculto envuelve la verdad

Una mujer con vida, con alma, cuerpo y risas

Una mujer…, como una isla, mi Ítaca final.



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SOBRE MI

Nací en 1953 en Carabanchel, recién incorporado al municipio de Madrid como un barrio periférico de obreros e inmigrantes, no muy distinto de lo que es ahora. Siempre me ha gustado la vida de barrio y me he identificado con él, yo que repudio fronteras, banderas e himnos más o menos por igual. Pero en el fondo sigo siendo aquel chaval al que los vecinos y las vecinas conocían como «el chico de la Antonia». Por muchos años…, sin exagerar.

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