Observando el horizonte
el ocre se vuelve azul,
una mezcla de colores
que es la magia de la luz.
Por eso te sueño siempre
en un aura de turquesa,
como el mar que tanto amamos,
cuando te pienso…, impaciente.
La distancia enorme y mínima
que nos separa y nos une
nos desanima y alienta,
nos envuelve…, y nos da fuerza.
Sonríes en la pantalla
y te ofreces a mis ojos
como un espejismo vivo,
una realidad soñada.
Tus negros ojos velados
me miran sin verme ahora
me urge en silencio tu boca…,
y respondo ilusionado.
Azul…, azul…, mar y cielo,
horizonte en movimiento
como las olas y el sol,
como tu amor y mi vuelo.